miércoles, 12 de octubre de 2011

Crónicas de Está Acoplando - Parte 4

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 "Como les venía diciendo" - una frase que supo registrar en AGADU el señor Saúl Alegre, uno de los locutores radiales más famosos en la década de 1950 en nuestro país, Uruguay. Como les venía diciendo, más precisamente en la parte 3 de las "Crónicas de Está Acoplando", Alegre se supo batir a duelo, o al menos eso cuentan los conocedores, con otra gran figura de la época: el doctor José Martirineas.

Alegre se destacó en varias artes de la comunicación, tenía una voz profunda y oscura. Todo lo contrario de sus programas, bastante pelotuditos, por cierto. No importa, la gente se volvía loca por escucha a Saúl. Sobre todo las mujeres viudas. Gracias a Alegre, varias marcas del mercado rompieron records de ventas avisando en: "Aves y frutos del bosque", su gran hit radial. Alegre sabía cómo entrarle a la mujer viuda, sabía que estaban solas y probablemente buscando algún tipo de felicidad. Una vez, vino un cliente a ofrecerle promocionar "pantufleros". Una especie de caja símil terciopelo que servía para guardar las pantuflas, pero que en realidad no eran otra cosa que cueros de animales muertos, que habían llegado al puerto de Montevideo en un carguero africano. Nadie sabía qué hacer con ellos, no había quién los comprara, sobre todo por el olor, si se quiere, poco agradable que surgía de los mismos.

¡Alegre vendió tres mil en un día! Y eso que era verano, pero era Alegre, y ni siquiera tuvo que invertir un peso por el cargamento. "Mirá, porque vos sos, te hago el favor, pero que sea la última vez" - y mandó a que llevaran todos los cueros para su casa - "la del horno grande, sí".

Fragmento del programa 126 de "Aves y frutos del bosque". Habla Saúl Alegre:
"Como les venía diciendo, ¿y  qué hace usted señora, si se le pierde una pantufla? Se pone nerviosa, encima anda descalza, capaz se agarra un congestión, o lo que es peor, se patina, se da la cabeza contra el bargueño, se muere, y nadie la va a venir a socorrer, porque....a lo que es sola. Recién a los días.... cuando se empiece a sentir ese olor del que hablamos tanto en este programa, ahí puede que aparezca alguna vecina amiga. De esas medio chusmas, jajaja" - A las oyentes de Alegre les encantaba su risa, y puede que abusara un poco, sobre todos los días que iba tomado. Pero no es el caso de aquel cinco de diciembre de 1953, el mencionado programa 126.

No terminaba de soltar la última carcajada del inicio del programa, cuando los teléfonos se incendiaron por completo. Alegre obligó al telefonista del turno a atender cada una de las llamadas y hacerlo como era debido, es decir, enviando cariños para toda la familia, al final de cada comunicación.
El incendio había sido ocasionado por el propio Alegre, quien solía hacer varias cosas al mismo tiempo. Era tanto el entusiasmo por vender los pantufleros que poco le importó usar su habitual chalina azul, como cenicero. Eso agarró fuego enseguida, no tanto por  el material, sino por el revoleo de la chalina, que aumentaba a medida que las ventas de pantufleros también.
Faltaban pocos minutos para terminar el programa pero el teléfono seguía ardiendo. Al telefonista lo llevaron, más tarde, al Maciel, con las dos manos para arriba y con un tamaño parecido, a las que tiempo más tarde en la historia, promocionara el periodista Alberto Sonsol. ¿El color? Rojo fuego.

La gente no se aguantaba más, eran unos pocos los afortunados que conseguían línea, y así y todo no era  muy fácil, ya que, según cuentan afortunados testigos, el telefonista gritaba mucho y no se le entendía nada. Así que alrededor de las doce del mediodía de aquel cinco de diciembre, con un sol que rajaba las piedras, la recepción de radio Montecarlos (ya les contaremos cómo luego cambió de nombre) ardía de gente, desesperada por hacerse de un pantuflero de los que promocionaba Alegre.

Lo que sigue, es un poco fuerte, claro que en aquellos tiempos la gente no era como ahora. Pero considerando que la gente de antes, en su mayoría, y lamentablemente, ha fallecido, y los que seguramente lean esta historia son los de ahora, considero que sí, que es fuerte, bastante fuerte. De todos modos me parece que es parte de la historia grande de la radio, aquello que pasó aquel cinco de diciembre. Así que voy a tomar valor, y lo voy a contar, pero no será hoy, donde todavía me sigue pareciendo un poco fuerte, aunque también apasionante.

A estar atentos.



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