El bocinazo purificador de Luis Carlos Cotelo |
Dos mujeres esperan
sentadas con las carteras sobre las piernas hasta que pase el ómnibus. Son las tres de la mañana de un viernes.
Parecen compañeras de trabajo recién salidas del mismo. Considerando el punto
crucial de avenidas: Boulevard Artigas y Agraciada, supongo que podrían salir
de un supermercado, o un “veinticuatro horas”. Cambio de turno, trabajaron las
primeras doce horas, ocho de las doce y salen un tanto más tarde porque se
quedaron conversando.
Una de ellas podría estar muy concentrada en
sus estudios. Es una conclusión que saco con cada persona que usa lentes de
volumen considerable, tanto en aumento como en armazón. La otra está vestida de
negro y escucha. Tiene clavada en dos partes de la oreja derecha una pieza de
metal que también podría utilizarse para forzar una puerta o espantar a un delincuente.
La noche está muerta aunque bien iluminada.
Hace un rato le había preguntado a la estudiante por el horario de los ómnibus
y me habría contestado con bastante amabilidad. No obstante lo cual, la
oportunidad de una charla más prolongada se desvaneció pocos segundos después. El ómnibus no pasó a
la hora que me dijo, pocos segundos después, las dos mujeres se besan y se van.
Una se pierde en la oscuridad, la otra camina hacia Agraciada que está más
iluminada.
Ahora caminamos por Boulevard
porque no pasó el 546. Nos gusta escuchar y visitar radios de madrugada. Después de Millán la
avenida se vuelve más oscura y silenciosa. Antes de cruzar Garibaldi unos
perros surgen de atrás de publicarteles con enojo pronunciado. En esa cuadra no hay
luces, seguramente vive gente ahí adentro, y podrían ser quince los perros pero
no me animé a mirar hacia atrás. Paramos un taxi. Baja un hombre alto con
bastante dificultad y buenos modales. Podría volver de un lugar de copas. Es
una conclusión que saco con cada persona que deja un vaso arriba del techo del
taxi. Arrancamos.
Tengo bastantes ganas
de vomitar, Alesis (co-fundador de estacoplando.com) pone cara de asco pero
nada tiene que ver mi comentario. Normalmente pone caras de asco. Todo le cae
mal, todos los comentarios le parecen desacertados, poco oportunos. Salvo que
se trate de Cotelo, Luis Carlos.
Tres y media de la
mañana, avenida Garibaldi y Monte Caseros. No hace frío, no hace nada, no sale
el sol. El único movimiento apreciable alrededor, cuando cambia de verde a
amarillo el semáforo, o rojo. Llegamos a la radio, AM Libre, 1410 AM Libre.
Todavía nos da un poco de miedo la figura de Luis Carlos Cotelo. Hijo de la admiración, esa es la mejor forma de entenderlo. Sabemos que él ya está ahí adentro. Llega temprano, a eso de las dos de la mañana. Su programa, “Noticias con alma” comienza a la cuatro. Ahora faltan veinte minutos y vamos a preguntar en portería. AM Libre no es precisamente una radio. Se distingue por su arquitectura adusta y negra. Diferentes tipos de fierros y metales separan secciones y compartimentos. A esa hora la casi nula iluminación hace más difícil distinguir máquinas y seres humanos.
Todavía nos da un poco de miedo la figura de Luis Carlos Cotelo. Hijo de la admiración, esa es la mejor forma de entenderlo. Sabemos que él ya está ahí adentro. Llega temprano, a eso de las dos de la mañana. Su programa, “Noticias con alma” comienza a la cuatro. Ahora faltan veinte minutos y vamos a preguntar en portería. AM Libre no es precisamente una radio. Se distingue por su arquitectura adusta y negra. Diferentes tipos de fierros y metales separan secciones y compartimentos. A esa hora la casi nula iluminación hace más difícil distinguir máquinas y seres humanos.
Cuando llegamos a la
entrada principal, no hay portero a la vista. Un segundo después una voz nos
pregunta - ¿sí? No, sí, veníamos
a ver a Luis Carlos, somos amigos – le contestamos, casi siempre con
la voz temblorosa. El portero le
comunicará a Cotelo sobre nuestra presencia y casi sin darnos cuenta caminos
hacia adentro del edificio. Estamos adentro del edificio.
Una mujer de trajecito
negro y triste semblante se esconde bajo un gran atril rojo que hace las veces
de recepción. Se llama Susana. –hola.
-hola.
Caminamos en silencio hacia el encuentro de Luis Carlos, el conductor de Noticias con Alma. Ahí está, sentado frente a la computadora con los lentes grandes metidos en la letra chica de las noticias que en minutos van a sentir miles de radio-oyentes, seguidores, tontines, depresivos radiales, gente en el campo.
¿Pero cómo andan muchachos? – le escuchamos salir de su boca, y nos tranquiliza bastante, que nuestra
presencia no haya modificada demasiado su rutina y mucho menos su humor. Luis
Carlos todavía no nos ve, pero nos aprecia, sigue metido en el reflejo del
monitor, faltan pocos minutos pero la redacción de sus noticias es lo que
ahora, como todos los días, lo convoca. Tiene una camisa roja, a rayas, un
reloj grande, y un tic, un golpeteo de pierna, de zapato negro sobre el piso
que confirma que podría haber algún organismo vivo en este momento. Ahora nos invita a
sentarnos en un cómodo sillón rojo que nos deja todavía más alejados de su
visión. Aceptamos gustosos, sabemos que en este instante corresponde hacer, no
hablar.
Che, hace tiempo no veían por acá, ¿qué se
cuenta? - nuevamente Cotelo
rompe el silencio y hace lo que mejor sabe: descolocar. En los cinco minutos previos al programa se
va a romper el hielo, le vamos a contar en qué andamos, resolveremos varios
problemas del mundo y Cotelo dará muestras de buen humor.
Hace un rato, cuando
todavía no controlaba la situación, le vi los ojos y tenía sueño.
Ya no.
Cuatro de la mañana,
estamos en el estudio principal de AM Libre. “Pónganse cómodos, muchachos, éste es mi lugar, jeje”. El operador
pone un tema de Earth Wind and Fire, y cuando la canción explota de soul: “Señores y señores, como se dice
habitualmente, ¡muy buenos días! – Luis Carlos Cotelo despierta a propios y
ajenos en la madrugada de un sábado montevideano cualquiera. Los teléfonos ya
comenzaron a sonar. “Buenos días señor
Cotelo, por el tema del Maciel…” -, “¡Coteeeeee….!”,
“Cotelo, mándele un saludo acá, a todos
los muchachos de la panadería…”, “Ay…Cotelo,
no sabe lo que me pasó…”. Luis Carlos podría atender diez llamadas seguidas
porque la gente revienta las líneas pero no será posible, porque su rutina
indica intercalar noticias, la comunicación con los oyentes y la mención de los
auspiciantes que acompañan la propuesta de Noticias
con alma. Ahora es tiempo de titulares.
Enchufado a unos auriculares grandes, comienza
la lectura de las principales noticias del día, impresas en hoja oficio y
escritas de propia mano en la computadora. La izquierda marca algún tipo de ritmo en su
entonación y también lo comunica con su operador. La mirada de Cotelo es un
misterio, sus lentes, bajos sobre la nariz, desconciertan más aún. Cuando Luis
Carlos agrega un comentario a la noticia sigue un punto fijo que podría estar
más allá de la avenida Garibaldi. Es indudable que mira hacia afuera, el
cristal le permite ver el amanecer cuando el programa está por terminar. Ahora
la calle está desierta, afuera es Lo negro. En el estudio se respira cierto
entusiasmo y no nos falta luz. Un televisor emite la señal deportiva tyc
Sports, titilan seis luces verdes todas correspondientes a conexiones y u otras
maquinarias propias de una radio. De repente me imagino a los oyentes como un
enjambre.
Hay miles despiertos:
porteros, peones de estancia, estancieros, insomnes, jóvenes estudiantes,
bromistas, filósofos, psicópatas, panaderos, políticos en campaña, adictos a
los psicofármacos, tontines, artistas
desinspirados, todos adentro de casas, comercios, lugares con paredes y una
radio.
Segundos antes de
comenzar al programa Cotelo hace mención a un “espíritu encendido”, recita
versos, e intenta contagiarnos algo más que buen humor. Cotelo no se toma
vacaciones. -“Lo estoy pensando”. “Esto es un estilo de vida”- nos dijo
una vez.
El estudio es de
polifón gris, el vidrio que da a la calle es bastante grande pero todo lo que
la rodea es polifón gris. Cotelo mira hacia afuera, hacia más allá de
Garibaldi. Mientras transcurre el programa está solo, hoy es la excepción. Lo
acompañan siempre dos carpetas que no convendría tocarle, corre lo mismo para
todas sus herramientas de trabajo. La carpeta roja es de plástico y con
elástico. Allí guarda todos los papeles en donde reposan los textos de los
avisos publicitarios. Una óptica, una bodega, y una empresa de productos
porcinos son las grandes estrellas del fichero, pero también un supermercado
algo más novel y últimamente, una casa
de burletes. Un secreto: ciertas menciones las improvisa, les da el vuelo original de cada noche, un toque de distinción. En la carpeta naranja de cartón y elástico,
guarda notas escritas a mano. Frases, reflexiones, textos históricos finamente
seleccionados.
A las seis de la
mañana, Cotelo no dará la mano, y mandará una pausa. Sabe que estamos contentos
de haber compartido un rato con él, pero debe seguir con el programa. Los
teléfonos siguen sonando sin parar, lo indican las luces verdes todas prendidas
al mismo tiempo. Prometemos pronta visita. Ya estamos fuera del estudio y lo
vemos de vuelta enchufado a los auriculares con las noticias.
A medida que nos
alejamos todo se va apagando, en el hall oscuro de AM Libre saludamos a Susana
y salimos a la calle. No hay nadie.
Como es temprano nos
vamos a visitar otra radio que en este
caso será Sarandí.
Conversamos sobre
programas de tarot con nuestro amigo Jaime Clara. A las nueve de la mañana nos
vamos. Detrás de un pequeño atril una mujer joven con camiseta de Brasil nos
responde sin muchas ganas- chau.
Muy buen post.
ResponderEliminarGente, ¿de cuándo es esta visita?
Saludos.
Gracias fedecalvo, y ponele que hace un mes.
ResponderEliminarabrazo
APLAUDAN APLAUDAN Y NO PAREN DE APLUDIR. Enorme crónica.
ResponderEliminarNunca escuché a luis carlos, por una cuestion de horarios, siempre escuché pedacitos grabados.
muchas gracias ana! Fijate en el archivo de acá que hay bastante material de Luis Carlos.
ResponderEliminarHola!! Alguien sabe por que es imposible escuchar Radio Maldonado en celulares mediante Tunein????
ResponderEliminarAbrazo
Marcelo
Buenos Aires
Es probable que esté mal indexada la dirección del stream de la radio. Si se los mandás corregido a Tunein ellos lo arreglan.
EliminarSaludos.
Y otra cosa... Por favor me gustaria saber de algun sitio de grabaciones de publicidades viejas de radio de Uruguay
ResponderEliminarMuchas gracias
Abrazo
Marcelo
Buenos Aires
Un sitio específico de eso creo que no hay. Sí podés encontrar en Youtube.
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