Un lugar horrible

Se llama Uruguay, y es un país. Como puede apreciarse sin mayores dificultades, no soy el maestro del suspenso, tampoco soy el maestro tabárez, jamás comenzaría una charla motivacional con: un lugar horrible. Es cierto, se me ocurre que habría que mencionarlo lo antes posible. Vivo en un país cada día más injusto, violento y corrupto. Puede que a veces no se note, poco se puede esperar de los medios masivos de comunicación. Los oficialistas miran para el costado, defienden lo indefendible o callan. Los medios vinculados a la oposición defienden los intereses de las clases dominantes. No hay problema, puedo escribir como si fuera el mensaje de la 36 porque este país está congelado. Para muchas personas que han luchado por ciertos ideales durante muchos años es muy difícil aceptar que su frente amplio tenga en el poder políticos tan corruptos, incapaces e ignorantes como los de cualquier partido. Se rompió un sueño, listo, ¿y entonces? Nada, si sos pobre te van a dar una limosna para que te revuelvas entre los otros pobres. La plata no da para todo, si estás acomodado un poco más arriba, es posible que el dinero te alcance para mandar a tus hijos a colegio privado. Así hace todo uruguayo con dos dedos frente. Mandar a tus hijos a un colegio privado es la primera medida preventiva para que tu familiar nuevo no conviva con un pobre, lo toque, intercambie más de tres palabras con el mismo. Los pobres son personas...en principio pobres, violentos, sucios, y en la mayoría de los casos cuando crecen se transforman en delincuentes. Eso no es lo peor, en su adultez, sorprendentemente siguen siendo pobres. Así excluidos por izquierdas y derechas, desde el mismo miedo y la ignorancia, están en el horno. Por miedo, por asco, por medio a ser pobre, el nuevo uruguayo se aleja del pobre. Endemientras esperamos la revolución agraria, sigo inspirado por la 36. Bueno, les aviso que no va a venir, a nadie le interesa nada ni parecido. Ni siquiera estoy hablando del sistema político, ni de lo lamentable del periodismo local. ¿Cuánto hace que no escuchás a un periodista relativamente respetable repudiando con firmeza y con argumentos sólidos la decadencia de este país? Es lógico que la paranoia crezca todos los días. No importa si afanan tres viejas, quince, son números menores. El odio, el miedo y el asco que se tienen entre excluidos y enrejados seguirá creciendo mientras ciertas ideas dominantes sigan siendo avaladas por aquellos que tienen un poco de poder.
Por lo pronto poco se puede esperar del sistema político, muy poco de los grandes medios de comunicación  y su periodismo light.
Lecturas esperanzadoras, hay un montón, yo no digo nada. Quiero creer, está Calle 13. Podemos intentar llamarlo a René a ver qué onda. Mientras tanto esto, un lugar horrible.